Esa puesta de sol abre la noche,
no existe cosa más bella y hermosa;
hasta la montaña se siente orgullosa,
engalanada con tanto derroche.
Esa puesta de sol abre la noche,
no existe cosa más bella y hermosa;
hasta la montaña se siente orgullosa,
engalanada con tanto derroche.
Entrevista realizada para la revista Arlanzón del Centro Burgalés Castellano Leonés de Donostia-San Sebastián
MANUEL SARMIENTO – POETA DEL PÁRAMO LEONÉS
“Mi poesía se apoya en vivencias y la percepción de los paisajes conocidos”
Tras la publicación de su primer poemario, Cien Estampas, trabaja en una segunda obra que explora las tierras de Castilla y León
SILVIA GONZÁLEZ
Manuel Sarmiento, un poeta leonés y autor de la obra Cien Estampas, ya está trabajando en su segunda obra, un recopilatorio que explora las tierras de Castilla y León, prestando especial atención a su pueblo natal, Antoñanes del Páramo. En las siguientes líneas vamos a adentrarnos en su proceso creativo, sus fuentes de inspiración y sus proyectos.
—Cien Estampas, su primera obra publicada, ha sido muy bien recibida. ¿Qué le inspiró a escribir esta obra? ¿Qué significado tiene para usted?
—La principal inspiración fue el querer concentrar los escritos de tiempos anteriores y
actuales, usando la estructura del soneto pudiendo plasmar en el inmaculado blanco de la hoja con un sencillo lenguaje los versos que, una vez recopilados, han dado vida a este libro. El principal significado de esta obra ha sido para mí el poder comprobar, al tener el libro en la mano, que he sido capaz de realizar algo que puedan valorar otras personas.
—¿Cómo fue el proceso de creación de los sonetos? ¿Hay alguno que considere
especialmente importante o cercano a su corazón?
—Desde que leí el primer verso del soneto de Lope de Vega que dice “un soneto me manda hacer Violante”, se me quedó grabado y quizá haya sido una de las razones por las que empecé a expresarme en sonetos. Estudiando la estructura de los sonetos, suelo empezar plasmando el tema que quiero en los cuartetos que van al inicio y, a continuación, sigo con los tercetos en los que expreso la idea que quiero transmitir. Es otra forma de dar vida a los versos, a la poesía, la forma de expresión que más me atrae. En cuanto a si hay algunos sonetos que son especialmente importantes para mí, destacan los titulados “Dedicatoria a mi madre”, “Labrador” y el soneto de la contraportada.
—¿Qué ha sido lo más gratificante y lo más desafiante de publicar su primer libro?
—Lo más gratificante ha sido el poder dar a conocer a gente de mi alrededor, gente que me conoce de toda la vida, otra faceta de mí. Mi faceta de escritor, aunque a mí todavía me cueste considerarme como tal, es importante y ha estado presente a lo largo de todos mis años de vida. Todavía más gratificante ha sido cuando esas personas han dicho que mi obra les ha impactado, les ha gustado, les ha enseñado algo. Por otra parte, el mayor desafío de publicar mi primera obra fue pensar que lo que he escrito es digno de llevarse a cabo. Al mismo tiempo, también se quiere satisfacer con el mensaje al lector, ya que escribir es un placer esperando no ofender.
—¿Cómo describiría su evolución como poeta?
—No sé si podría hablar de evolución, pero sí de mi sello como escritor; el sello que he dejado y mantengo, ya que sólo cambian los tiempos, las situaciones, los momentos, las vivencias, por lo tanto, escribo sobre y cómo lo vivo, pero mi sello se mantiene.
—¿Quiénes son sus principales referentes literarios?
—Mi principal referencia son los grandes escritores del siglo de oro, y ahí se basa mi
versificación, la cual busca y quiere la rima, aunque falle el ritmo. También han sido grandes referentes Machado, Panero, Lorca, Miguel Hernández… y otros grandes escritores de los cuales puede que ni siquiera sepa sus nombres, pero han engrandecido la literatura y la cultura.
—Durante diez años cuidó a su madre mientras padecía Alzheimer. ¿Cómo influyó esa experiencia en su vida y en su poesía?
—Es el mejor y mayor libro sin palabras que está impreso en mi corazón y pensamiento. El cuidar de mi madre ha sido la huella transformadora en mi pensar y actuar diario. Junto al resto de mi familia, he vivido lecciones de amor desde la distancia, recibiendo la fuerza para llevarlo lo mejor que sabes y puedes. Sin embargo, tras toda esta experiencia de diez años, se respira entre la tristeza versos de alegría, los cuales son pilares de la poesía.
—El hecho de haber trabajado como agricultor en las tierras del páramo leonés, ¿ha dejado una huella en la forma en que percibe la Naturaleza y la plasma en su poesía?
—Sí, sin duda, ya que ha sido mi profesión. Es bonito cultivar la mente como se hace con la tierra para cosechar el fruto que vas sembrando cada día y se hará realidad si fructifica y alimenta, y al menos a mí, es algo que me llena. Aun así, seguimos tratando mal a la Naturaleza, parece que no aprendemos…
—Ser parte de una familia grande, con seis hermanos, ¿ha influido en su visión de la vida y en sus escritos? ¿Qué papel ha jugado tu familia en tu carrera literaria?
—Por supuesto que mi familia ha influido en mi visión de la vida y en mis propios escritos. Han jugado un papel esencial en la publicación de mis obras, ya que sin ellos, especialmente de mi hermana mayor, no publicaría nada. Mi agradecimiento está implícito en muchísimos versos que he escrito y que dan valor y nobleza a mi familia; siempre estoy con ellos.
—Sabemos que en la nueva obra que está preparando trabaja en un
recopilatorio sobre las tierras de León. ¿Qué le llevó a elegir esta temática?
—Bueno, soy de León. Vivo en esta provincia. Mi trabajo ha estado y está aquí. ¿Cómo no escribir sobre este lugar? Mi infancia, juventud, el tiempo que la vida me regale… aquí lo pasaré.
—¿Cómo influye su conexión con su pueblo en los poemas de esta nueva obra?
—Tengo una profunda conexión con Antoñanes, mi pueblo de la infancia y de mí vida. Es una pena que la globalización acabe con los pueblos. Intento cooperar y participar en las actividades y en el trato con la poca gente que hay. Recopilo en versos algo de la historia del pueblo contada por los mayores y que son auténticos libros abiertos.
—¿Puede adelantarnos algo sobre el tono y el estilo de esta nueva obra en
comparación con Cien Estampas?
—Esta segunda obra será un recopilatorio de sonetos, décimas y otras composiciones, a diferencia de Cien estampas, que era un recopilatorio únicamente de sonetos. Como he dicho antes, serán obras con rima, quizás sin ritmo, esperando que el lenguaje y el mensaje que el corazón percibe y la pluma escribe sea positivo.
—¿Cómo se sumerge en la historia y los paisajes de Castilla y León para trasladarlos a la poesía? ¿Se apoya en investigación, recuerdos personales o ambos?
—Normalmente me apoyo en vivencias y la visión y la percepción de los paisajes conocidos. También en obras que he leído, el haber podido hablar con sus gentes, haber visto ciertos documentales y muchas veces consultando los recuerdos que mantiene la memoria. Todo ello se desgrana en palabras que el corazón, la razón, la escritura y la inspiración transforman en sencillos versos.
—Hay muchos escritores que a la hora de crear tienen un proceso creativo muy
marcado y estructurado. ¿Tiene alguna rutina o ritual a la hora de escribir poesía?
—No, no tengo una rutina como tal. Simplemente pienso, siento, entiendo y plasmo delante del ordenador ahora, antes con papel y lápiz, la idea y luego la desarrollo si la musa aparece.
—¿Cómo gestiona los momentos de “bloqueo creativo” cuando ocurren?
—Como no tengo una rutina o ritual, si no hay inspiración me concentro en hacer otra cosa diferente, releo algún escrito anterior e intento relajarme.
—¿Prefiere escribir en soledad o en entornos que te conecten con la Naturaleza?
—Prefiero escribir en soledad, sobre todo ahora que vivo solo. Antes, llevaba lápiz y papel en el trabajo diario del campo y ahora lo hago delante del ordenador, que se me hace más fácil porque sé buscar más rápido palabras similares o apropiadas para la rima.
—Después de haber vivido experiencias tan profundas como el cuidado de su madre y su trabajo como agricultor, ¿siente que la poesía le ha servido como una forma de procesar esos momentos difíciles o de celebrar su entorno?
—Sí, sin duda ha sido una ayuda a la hora de procesar esos momentos. Lo que cuesta
expresar de palabra, sale mejor en letra y releerlo ayuda a seguir adelante.
—¿Qué significan para usted el hogar y las raíces? ¿Cómo influye el concepto de "volver a casa" en sus poesías?
—Siempre he estado íntimamente ligado a mi hogar y a mi familia, que es mi pilar, aunque estén desperdigados por media España, ya que ellos son las raíces que me mantienen en mi lugar. Algo que me ha marcado profundamente ha sido el accidente en el que mi hermana se quedó parapléjica y cuando mis padres fallecieron. Puede que en esos momentos el “volver a casa” fuera algo que tuviera todavía más peso, aunque tenga que admitir que nunca he dejado el hogar en el pueblo, ya que mi trabajo ha estado y está aquí.
—Después de esta segunda obra, ¿tiene algún otro proyecto en mente? ¿Alguna
nueva temática o formato que te gustaría explorar?
—Esta forma clásica, romántica, que es la poesía, es mi manera de expresión. Me gustaría sacar el niño que todos llevamos dentro, quizá en versos o en algún que otro cuento.
—¿Cómo le gustaría que le recordaran en el mundo de la poesía?
—Como una persona sencilla, aunque realmente seamos complicados. Que el mensaje
transmitido sea bueno, honesto, acertado y que ayude a tratar con respeto a las gentes y a la vida.
—¿Qué consejo darías a los jóvenes escritores que están comenzando y desean
dedicarse a la poesía?
—Yo soy todavía el que necesita consejos, pero siempre hay algo que decir, por lo tanto, les diría que escribir también es vivir. Ese es mi consejo.
—¿Hay algún mensaje que le gustaría compartir con tus lectores?
—Escribir me recrea, creo que me cuida la mente, es medicina para el corazón. Y mientras la memoria esté activa seguiré escribiendo. Ojalá también sea digno de publicación y pueda servir a otras personas. Gracias por haber pensado en mí.
Presentación del libro "Cien Estampas" en la Casa de Cultura de Santa Mará del Páramo (León) . /Silvia González